Elegir el alimento adecuado para tu perro es casi como encontrar su plato favorito, pero sin que él pueda decírtelo. Con tantas opciones en el mercado, a veces parece que estás resolviendo un enigma. Aquí te dejamos unos consejos para hacerlo más fácil.
Cada perro es un mundo (y un estómago diferente)
No todos los perros son iguales. La edad, el tamaño y hasta el ritmo de vida influyen en lo que deben comer. Aquí te dejamos una guía rápida:
- Cachorros: Están creciendo a toda máquina y necesitan un pienso cargado de proteínas y calorías.
- Perros adultos: Ellos solo quieren mantener el tipo y su energía estable.
- Perros mayores: Suena a tópico, pero un pienso ligero y que cuide sus articulaciones es su mejor aliado.
Fíjate en la etiqueta como si fuera una lista de la compra
Mira bien los ingredientes. Que la carne sea el primer ingrediente es una buena señal (piensa en «pollo» o «cordero» y no en «harinas de carne», que suena menos apetecible). Evita conservantes raros y colorantes. Un pienso natural y equilibrado es como una receta casera para tu perro.
¿Tu perro tiene necesidades especiales? Toma nota
Si tu colega peludo tiene alergias o problemas de salud, hay piensos hechos justo para él. Desde opciones sin cereales hasta proteínas especiales, el veterinario será tu mejor guía para encontrar la receta perfecta.
Compra local, come mejor
En Ciudad Real, hay tiendas especializadas que ofrecen piensos de producción local. No solo apoyas a la economía de la zona, sino que también te aseguras de que el producto sea más fresco. Además, suelen dar consejos personalizados, que siempre viene bien.
Haz la prueba del algodón (o del pienso)
Cuando empieces con un pienso nuevo, observa cómo le sienta. ¿Está más activo? ¿Su pelo brilla? ¿Su digestión va bien? Si la respuesta es sí, ¡bingo! Si no, sigue probando hasta encontrar el ideal.
Conclusión
Elegir el pienso perfecto para tu perro en no tiene por qué ser una misión imposible. Con un poco de investigación y paciencia, tu perro estará feliz y sano. ¡Te lo agradecerá con cada lametón y esos ojitos de «gracias por cuidarme»!